lunes, 7 de enero de 2019

ESTRELLAS PARA MIS AMIGOS

Un grupo de amigos decidimos disfrutar de un poco de astronomía y del atardecer, llegamos un poco justos tal vez, pero los atardeceres de las Cañadas del Teide nunca defraudan.


Los cirros invernales tiñen de rosa el cielo del atardecer, pero no son buenas noticias para la observación de estrellas, no podremos disfrutar de la espectacularidad de la Vía Láctea.


El valle de la Orotava muestras las nieblas del viento alisio húmedo que se condensan al atardecer.


Al oscurecer aparecen las luces de las poblaciones del valle y con amigos de toda la vida compartiendo conmigo mi pasión por la astronomía, que más se puede pedir.



Al anochecer empezamos la observación nocturna entre los cirros observando las distintas constelaciones y hablando sobre las distintas estrellas que podíamos ver.

El primer objeto de cielo profundo al que echamos un vistazo fue la Galaxia de Andrómeda con sus dos galaxias satélites. ¿Dónde están?


Luego nos fuimos al cinturón de Orión para poder ver la Gran Nebulosa de Orión y por la larga exposición se puede ver el rastro de al menos 3 satélites artificiales, ahora a buscarlos.


Seguimos hacia el cúmulo abierto de estrellas de las Pléyades en la constelación de Tauro con las nubes azules de gas calentado por las estrellas gigantes azules del grupo.


El siguiente objetivo fue el doble cúmulo abierto de estrellas en la constelación de Perseo en plena Vía Láctea.


Y por último tocó el turno a las sorpresas de la noche, los cometas, de los tres que estaban a la vista, pudimos observar dos de ellos.

El primero, el más brillante, el C2018 46p / Wirtanen en la constelación de Lince. Con su característico color verde lo podemos ver en la parte superior de la imagen.


Y al final, el cometa C2018 64p / Swift - Geherels en la constelación del Aries con el trazo de un satélite artificial debido a la larga exposición, con menos brillo ¿lo pueden encontrar en la imagen?

Está más o menos en el centro.

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